En Japón primero estuvimos pendientes del terremoto, luego del tsunami y después, de la central nuclear de Fukushima. Ahora el peligro está en el mar. Hasta allí está llegando el material radioactivo a través de tres vías: por el aire, por los vertidos contenidos y por las fugas incontroladas.
Las dos primeras son las menos peligrosas ya que ese material es de lo menos radiactivo. La compañía que opera la central de Fukushima, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), ha pedido permiso al Gobierno nipón para verter al océano 11.500 toneladas de agua radiactiva. El objetivo es hacer sitio a las más de 60.000 toneladas de agua con mayor nivel de radiactividad.
Pero el problema está en las fugas incontroladas porque el nivel de contaminación es muy elevado. En los vertidos la mayoría de las partículas son de yodo-131, cesio-137 y cesio-134. El primero, según los expertos en física nuclear, es el que menos preocupa porque se vuelve inofensivo a los 40 días. Sin embargo el cesio-134 no pierde su peligrosidad hasta pasada una década y el cesio-137 perdura 30 años y es inocuo a los 150.
Estos dos isótopos contaminan tanto los ecosistemas marinos como a los productos pesqueros. Entonces, siguiendo la cadena alimenticia y si nada lo remedia, a nosotros. Si un pez pequeño, que sirve de comida a otro más grande, está contaminado por haber ingerido fitoplancton radiactivo, estas sustancias pasarán al depredador y así sucesivamente hasta llegar a cualquiera de los peces de los que nos nutrimos, como el atún. Estos seres almacenan en su interior la radiactividad a lo largo de toda su vida o hasta que se les altera el ADN, mutan y mueren.
Si la contaminación que albergan no acaba con su vida, existe el riesgo de que nos sirvan un plato de pescado radiactivo. Para que esto no pase, los mandatarios de la Unión Europea han empezado a dibujar una serie de medidas. España va a realizar controles de radiactividad de los alimentos procedentes de Japón. Según Eduardo Rodríguez-Farné, profesor de investigación del CSIC y miembro del Comité Científico de la UE sobre Riesgos para la Salud, "sería conveniente ir haciendo muestreos por precaución".
De momento no se van a realizar controles a los alimentos hasta que no lleguen las primeras mercancías. La última partida tuvo lugar antes del terremoto y la siguiente será a lo largo de esta semana. De todos modos, que no suenen las alarmas porque el pescado importado desde Japón es inferior al 1%. No nos quedaremos sin shushi.
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ResponderEliminarGracias pelos teus artigos...são interessantes . saludo amigo